Hoy quiero hablaros de dos cosas: la primera es que, como podréis ver, he añadido algo nuevo al blog. Podéis ver el enlace a la campaña de Verkami del Ojo Oscuro desde el mismo día que salió (21 de Febrero). Estoy muy ilusionado con este juego (del que ya hablé en la antigua versión de este blog, cuando estaba por wordpress) y tengo ganas de que salga, muchas. Esperemos que los de Epicismo estén a la altura y todo vaya correctamente.
Pero hecha la panfletada publicitaria voy a volver a El Reino. Hoy toca volver al mundo feérico, aunque a medias, ya que vamos a hablar de los elfos.
Pero hecha la panfletada publicitaria voy a volver a El Reino. Hoy toca volver al mundo feérico, aunque a medias, ya que vamos a hablar de los elfos.
Es por todos sabido que las hadas habitan en un mundo que es un reflejo del nuestro. Es 'el otro lado del espejo', el mundo de los sueños y de las pesadillas, el mundo feérico. Hay muchos seres que habitan en estos lugares: trasgos, ajanas, lamias, salamandras, gnomos, náyades, silfos, ninfas, daínos y otros muchos, muchísimos seres. Estos seres suelen viajar a nuestra realidad a realizar travesuras, vivir aventuras o simplemente por diversión (aunque algunos tienen motivos más oscuros). Ningún hada ha venido nunca para quedarse... entonces, ¿qué pasa con los elfos?
Por mucho que lo parezca, y aunque mucha gente lo crea, los elfos no son realmente hadas. Desde luego en un pasado lo fueron, pero ya no. Cuentan las leyendas que los elfos son descendientes de la dama Albis, una noble señora de los daínos. Los daínos son los grandes señores de las hadas, reyes del mundo feérico. La dama Albis, en su juventud, se enamoró de un humano y nunca pudo olvidarlo. Los daínos son famosos por mantener romances con humanos, eso no es un problema, pero Albis decidió que la vida del mundo de las hadas no era de su agrado y que prefería vivir como una mortal. El resto de su pueblo la repudió por tamaña traición, pero Albis aceptó de buen grado este exilio si podía vivir con su amante. Albis viajó y se desposó con su príncipe según las costumbres de los hombres de esos lejanos días. Pero Albis no viajó sola, ya que toda una corte de sirvientes y doncellas la siguieron. Imitando a su señora todos estos daínos acabaron por desposarse con humanos. Cuando Albis dio a luz a su primer hijo la sorpresa fue mayúscula: el niño no era un humano, ni tampoco un daíno. Era otra cosa. A día de hoy lo llamaríamos elfo. Esto quizás sea verdad o quizás sea una leyenda, pero desde luego los elfos son los únicos seres que están a mitad camino entre el mundo natural y feérico.
Su porte, su elegancia y su gallardía son ajenas al orden natural de las cosas. Es evidente que los elfos han sido tocados por el mundo feérico: Los animales no los ven como una amenaza y las plantas parece que se apartan a su paso. No existen elfos feos ni desagradables en lo físico. Son longevos, pero de una manera muy similar a las hadas. No es que vivan más años que el resto, es que el tiempo pasa diferente para ellos. Un elfo de ochenta años puede comportarse como un hombre de veinte, sin por ello ser mucho más sabio ni inteligente que un humano de su edad. De hecho los elfos tienen fama de ser despreocupados y hasta cierto punto alocados. Cuando un elfo empieza a portarse con mesura, sabiduría y calma es que ha madurado, aunque la mayoría de los de su raza jamás pasa por este proceso. Los reyes de su pueblo suelen tener estos rasgos, aunque en mucho caso las juveniles emociones nunca acaban por desaparecer, surgiendo de vez en cuando en grandes arrancas de risa, diversión... o ira.
Por su belleza y su carácter uno podría pensar que los elfos son un pueblo pacífico y tranquilo, pero nada más lejos de la realidad. Los elfos son impulsivos y emocionales, rápidos a la risa pero más rápidos a la cólera. Tienen un gran sentido del orgullo personal y reaccionan muy mal a los insultos. Los elfos son grandes guerreros, poderosos herederos de los daínos y no tiemblan a la hora de empuñar un arco o una espada. En batalla los elfos se transforman: su alegría se torna brutalidad, su despreocupación se torna en ira y su valor no tiene límites. Algunos creen que los elfos ven la guerra como otro juego más ya que los elfos, orgullosos como son, intentan sobrepasar a sus pares en hazañas marciales. Son muy dados a alardear de sus logros y cantar canciones sobre ellos. A veces son relatos exagerados y otra veces... no tanto. Realmente algunos elfos han conseguido realizar épicos logros al alcance sólo de los más locos o los más valientes. Los elfos como tal jamás suelen marchar a la guerra. En vez de eso un rey de los elfos pueden permitir que algunos de sus guerreros monten bandas guerreras errantes (que generalmente trabajan como mercenarios o siguiendo sus propios intereses) para que se entrenen y vean mundo (o para cumplir algún encargo especial). Sólo se puede ver un verdadero ejército de elfos cuando un asentamiento elfo es atacado. En casos rarísimos varios reyes de los elfos se han unido con sus ejércitos para hacer frente a grandes amenazas, pero desde que el Reino consolidó su poder esto jamás se ha visto.
Los elfos son un pueblo curioso y a su vez retraído. Sus hogares siempre se encuentran a medio camino entre el mundo natural y el mundo de las hadas. Por eso mismo sólo puede encontrarse asentamientos elfos en lo más profundo de los bosques, en las más recónditas colinas, cerca de acantilados y en otros sitios por el estilo. Estos asentamientos suelen fundirse con el entorno: casas hechas en los árboles, excavadas en los acantilados o que parece que brotan del suelo. En todos los asentamientos elfos hay un lugar por el que se puede pasar al mundo de las hadas, donde posiblemente haya una extensión del propio asentamiento (resultando así cambiantes y confusos para los humanos). Aunque se incluyan dentro de territorios de los hombres los elfos jamás reconocen otra autoridad que ellos mismos, aunque generalmente tampoco dan problemas. Los humanos han aprendido que es mejor dejar hacer a los elfos y llevarse bien con ellos que intentar expulsarlos de sus tierras, aunque a veces esto se ha dado (con sangrientos resultados). Los asentamientos elfos normales suelen ser bastante pequeños, albergando entre unas decenas a unos pocos de cientos de elfos. La mayoría de asentamientos elfos apenas parecen defendidos (generalmente no cuentan con murallas ni torres), aunque la propia fauna y flora parece que los protege: los bosques se cierran al paso de los invasores, los pájaros oscurecen el sol o las raíces hacen tropezar a las tropas, todo mientras los elfos acosan sin descanso a sus enemigos. Cada asentamiento se considera independiente y cuenta con un líder claro, un rey de los elfos, que se considera la máxima y total autoridad del lugar (y de las tierras circundantes, o no, según sus gustos). Buena parte de los elfos de los asentamientos sólo están de paso pero hasta cierto punto se sienten ligados al mismo ya que, aunque los elfos no son ajenos a los conceptos de familia o matrimonio, la mayoría se dedican a viajar sin demasiado compromiso, siguiendo sus apetencias y gustos.
Estos 'elfos viajeros' suelen acabar pasando mucho tiempo entre los hombres y generalmente es el tipo de elfo más común con el que se encuentran los humanos. La mayoría de humanos, de hecho, creen que los elfos son 'viajeros sin descanso' y muchos los llaman así. Sólo hay dos motivos por los que un elfo se asiente de forma permanente en un lugar: lealtad o amor. Ya hemos dicho una y otra vez que los elfos son un pueblo despreocupado y tranquilo, pero se toman muy en serio los juramentos. Los juramentos guardan un carácter sagrado para su pueblo y sólo los realizan por dos motivos: cuando juran lealtad a un señor o cuando encuentran a su amor verdadero. Los elfos, igual que otros seres vivos, reciben su nombre verdadero en una ceremonia hecha cuando alcanzan la madurez. Pero, a diferencia de otros, siempre que hacen un juramento lo hacen por su nombre verdadero, por lo que se ligan de por vida con quien lo hacen. Cuando un elfo encuentra el amor verdadero es para siempre y ni los siglos ni la muerte puede romper este vínculo. El juramento de lealtad a los señores es muy similar, por lo que la mayoría de elfos que juran lealtad a un señor jamás se casan (y viceversa), debido a que lo más posible es que jamás pudieran compaginar estos dos juramentos.
Las sociedades de los elfos resultan muy curiosas ya que, como bien dicen algunos eruditos de entre los hombres, 'parecen una sociedad en la que todos son parte de la nobleza'. Aunque es evidente que en cada asentamiento de elfos hay un rey (o reina), entre el resto no parece haber diferencias sociales. Los elfos no trabajan la tierra ni cazan, si no que se alimentan de lo que les otorga la naturaleza. Eso no quiere decir que no coman carne (ya que sus festines son por todos conocidos) pero parece que los animales tienden a acercarse a los asentamientos elfos para ser sacrificados, como si acaso fuera su destino. Los elfos suelen dedicarse al oficio de las armas, a los trabajos manuales o a las artes, aunque en muchos casos simplemente se dedican a vivir con calma y despreocupación. Cuando están de viaje son similares, gastando más de lo que tienen y sin preocuparse por el mañana. De hecho la imagen que un humano de El Reino suele tener de los elfos es de 'esos alegres viajeros que se pasan todo el día cantando, bailando y sin dar un palo al agua'. No es sorprendente que esto saque de quicio a la mayoría, sobretodo a los demasiado sensatos enanos.
Los elfos son avezados viajeros y los encuentros con ellos rara vez acaban con derramamientos de sangre. Su carácter, su fama y el misterio que les envuelve hace que la mayoría de viajeros traten con ellos en términos pacíficos y amables. Eso sí, si los elfos no suelen aguantar insultos ni amenazas, por lo que suelen tener tratos muy violentos con orcos, trasgos, ogros y otros seres que suelen centrar sus relaciones en el abuso. Por eso mismo entre estos seres los elfos suelen tener una fama terrible, ganándose miedo y odio a partes iguales.
Y con esto terminaríamos los elfos. Me han quedado más largo de lo que pensaba y aún me he dejado cosas por decir, pero ya estaba bien por el momento. Otro día volveremos con más cosillas, pero sea como sea espero que os haya gustado.
¡Nos leemos!
¡Me encantan estas entradas! :-)
ResponderEliminar¡Me alegro! A mi me encanta escribirlas, de hecho aún tengo bastantes ahí preparadas...
Eliminar¡Gracias por comentar!
"No es que vivan más años que el resto, es que el tiempo pasa diferente para ellos."
ResponderEliminarEsa frase por sí sola ya hace que la lectura de la entrada haya valido la pena. Bravo.
Me alegra que te guste. Mi idea en el Reino es intentar, en todo momento, que todo tenga un aire de cuento pero que sea jugable. Que los jugadores puedan expulsar a los trasgos a espadazos... o con una canción en concreto, ese tipo de cosas. Y con los elfos quería ser especialmente poético.
Eliminar¡Gracias por comentar!
Now we're talking.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
EliminarPerdón, se me fue la mano.
EliminarMe alegra que te guste.
¡Gracias por comentar!
"En todo asentamiento hay un lugar por donde se puede pasar al mundo de las hadas"....yo me quedo con esta frase, es la mar de evocadora y por si sola puede dar pie a unas semillas de aventuras estupendas :)
ResponderEliminarBuen trabajo!
¡Gracias! Me encanta que os resulte tan evocador. Casi más que a mi, jaja.
Eliminar¡Gracias por comentar!