sábado, 27 de agosto de 2022

Estar a la última o la cultura del consumo y el estado artístico de los juegos de rol

Desde que empecé con la editorial estoy obligado a estar más metido en redes sociales (twitter, facebook, instagram, discord, telegram...), principalmente relacionado con temas roleros. Y de vez en cuando me doy cuenta de lo que ha cambiado el panorama en apenas unos años: ahora hay muchísima más gente hablando y jugando a rol, algo que yo sabía de forma teórica pero de lo que no tenía experiencia propia en mis propias carnes de forma tan claramente patente. Y eso, como supondréis, es bueno. Más jugadores, más gente, siempre está bien y eso lo defenderé con uñas y dientes. Pero al final mi problema es algo que seguro que todos habéis vivido en mayor o menor medida y es que al haber más gente se hace más notorio un efecto que siempre ha estado ahí y es la manía de necesitar estar a la última en lo que a los juegos se refiere. 

Todos lo recordamos. Estamos enamorados de un juego de rol, llevamos tiempo jugando, y la empresa anuncia una nueva edición. Entonces parte del grupo se pone en contra de cambiar, otra parte lo desea fervientemente y finalmente, en la mayoría de los casos, acabamos por cambiar de edición. ¿Y exactamente por qué? Porque vaya, esto es lo nuevo, lo cual, como es de suponer, lo hará mejor. Y el ciclo se repite en unos 7 años. Ha pasado con todo: con Warhammer, con L5A, con Savage Worlds, con Runequest... En menor medida hasta con FATE (sabes que te haces viejo cuando mencionas FATE en 2022), pero un sitio donde esto es, por simple masa de jugadores, notablemente cantosos es en D&D.

No será sorpresa para nadie que Wizards of the Coast ha anunciado una nueva edición de D&D, bajo el nombre de D&D One, la edición definitiva destinada a unificar D&D. El tiempo dirá si tienen razón (¿sinceramente? lo dudo a horrores) pero el tema del anuncio de una edición nueva, incluso si aparentemente va a traer tan pocos cambios con respecto a 5ª, ha vuelto a mover los lodos y me ha hecho ponerme a escribir esto. 'Van a cambiar D&D', dicen, y veo mucha gente ilusionada, otra un poco asustada y otra directamente enfadada. Y la pregunta real es... ¿pero por qué?  La pregunta lógica se presenta: D&D 5ª va a seguir ahí, tus manuales físicos no se desactualizan y si te gusta el juego tal y como es vas a poder seguir jugándolo. Pero en el momento que sale una edición nueva para mucha gente algo se rompe, y no estar jugando a la última se hace extraño, casi antinatural. Como jugar a un videojuego dos o tres parches por detrás o a un juego de mesa sin la última expansión. Hay algo que te  dice 'pero pásate a la edición nueva', y yo creo que se dan la mano dos temas: la cultura del consumo y la falsa percepción de los juegos como tecnología. Me explico. 

La mayoría de nosotros, nos guste o no, vivimos en la voraz espiral de la cultura del consumo. No es fácil escapar de ella en nuestro tiempo, si bien somos nosotros los primeros que hemos de hacer un esfuerzo consciente para evitarlo, pero los juegos de rol (incluso los más indies y aparentemente underground) han entrado en esta espiral desde, bueno, desde su mismísimo nacimiento. Esto, a nivel personal, conlleva el tener que comprar cosas para sentirnos realizados en nuestras aficiones. Y yo no soy quien para juzgar, solo hay que ver mi abultada y poco utilizada biblioteca rolera o tantas y tantas miniaturas que siguen en sus cajas porque 'algún día las montaré'. Esta cultura del consumo puede conllevar muchos problemas (y otro día me adentraré en el tema de los juegos de rol como 'lifestyle brand', que me parece una de las cosas más nocivas que le ha pasado a la afición desde su nacimiento) pero en este caso particular lleva a la idea de que si queremos jugar a algo, hemos de estar a la última, habiendo pasado por caja, claro. Y muchos me diréis ahora 'no, ¡no es necesario!' y ciertamente no lo es, y es tan fácil como eso, como plantarse y decir 'no', pero sin embargo luego ves como al final la ola de la moda arrasa con todo y pocos son los que resisten. Porque, al fin y al cabo, si han sacado una edición nueva, esta será mejor que la anterior, ¿no? Habrán aprendido de sus errores, cogido lo que valía y descartado lo que no y habrán hecho algo mejor, ¿verdad? Y mi opinión, como podréis suponer, es que no. Porque, y aquí viene la segunda reflexión y realmente a la que quería llegar desde el principio, es que los juegos de rol no son una tecnología, son un arte. 

Los juegos de rol (casi) siempre han tenido un mix de matemáticas (lo que suele ser 'el sistema de juego') y narrativa (todo lo demás), si bien es algo que en algunos juegos está muy separado y en otros va totalmente intrincado y mezclado. El tema es que la idea de que los juegos de rol se van mejorando con el paso del tiempo tiene algo de verdad y mucho de publicidad. Es verdad que las matemáticas se pueden revisar, se puede mirar una cosa para que sea distinta y se puede crear otro juego (con otros pilares) que vaya de otra cosa totalmente distinta, ¡y eso es ideal! Sería una locura pensar que los juegos de rol deben ser siempre igual, y además sería muy aburrido. Pero la idea de que los juegos más modernos son intrínsecamente mejores 'porque habrán arreglado los fallos de las antiguas' es, en mi opinión, nociva. Me hace mucha gracia la gente que dice que tal o cual juego 'es un fósil injugable', porque volviendo a la comparativa con los videojuegos, es como si el juego tuviera un control incómodo, gráficos horrendos y no pudiéramos encontrar una máquina para jugarlo. ¡Pero es que los juegos de rol no son así! Al final nuestra percepción de los sistemas no deja de estar anclada en las modas, y algo que no debería sorprendernos es que esta cambia mucho en poco tiempo. Lo que hace 10 años nos parecía farragoso se vuelve profundo e interesante, y los que nos parecía ágil se vuelve demasiado simple. Si por ejemplo ahora miráramos muchos juegos de The Forge (el foro de juegos narrativos por excelencia hará como 12 años) cosas que en su momento nos parecían el sumun de lo interesante ahora se nos harían complicadas y excesivamente farragosas. ¿Es porque hemos avanzado en la técnica de juegos de rol? Sinceramente, creo que no. Solo han cambiado las modas y algunas de esas ideas se han quedado atrás. Y eso va a seguir pasando, porque los juegos, vuelvo a comentar, creo que son más arte que tecnología. ¿Se pueden revisar, cambiar y mejorar cosas? ¡Por supuesto! Los juegos no son perfectos, ni mucho menos, y están repletos de fallos, problemas y cosas que sencillamente no te gustan que se ven principalmente cuando llevas tiempo jugándolos. ¿Se pueden crear juegos distintos, mejores, diferentes o únicos alejándose de los cánones ya establecidos? ¡Claro! De hecho, es más, yo creo que se debe. ¿Pero los juegos tienden a una evolución, a una mejora con el paso del tiempo? No. Y de ahí no me bajo. Los juegos de rol son una corriente artística muy moderna y terriblemente mutable, ¡y ahí radica la gracia del asunto! Al final son el tipo de juego más personal de los que ha inventado el ser humano, aquel en el que cada grupo de juego acaba por definir totalmente el alcance y naturaleza del mismo. El mismo juego, jugador por diez grupos distintos, puede ser diez cosas totalmente diferentes, algo que no pasa con los videojuegos, con los deportes o con otros juegos de mesa. Y eso es lo precioso de esta afición. 

Reconduciendo el tema, y ya para terminar, una pequeña reflexión sobre estar a la última con un ejemplo que seguramente conoceréis. Los jugadores de D&D recibieron una fortísima vacuna contra esta especie de presentismo consumista cuando salió 4ª (edición a la que creo que se le dan más palos de los necesarios, si bien ciertamente era otra cosa, no D&D). 4ª llevó al nacimiento de Pathfinder y al ascenso de la OSR (que ya había nacido antes, pero es indudable que creció como la espuma como reacción a 4ª). Sin embargo los efectos de esa vacuna parece estar pasándose. Que, no me malinterpretéis: todo el mundo tiene derecho a estar ilusionado (o enfadado) con One D&D, y que la gente juegue a lo que quiera. Pero creo que como personas todos podríamos disfrutar más de esto si dejáramos de lado el depender de continuas actualizaciones y de hacerlas el centro de nuestros juegos. Quien sabe, quizás me equivoque, como en todo. Y entiendo que puede resultar irónico que diga yo esto, teniendo una editorial, pero qué decir. No os puedo repetir más veces que este blog no dejan de ser las salidas de tono de un tipo que vive en una ciudad donde hace demasiado calor, ¿qué esperabais? 

En fin, hora de ir cerrando. A ver si la siguiente entrada vuelve a ser de reglas, que tengo mono (¡pero me falta tiempo!). Sea como sea espero que os haya gustado y, como siempre...

¡Nos leemos!