miércoles, 20 de noviembre de 2019

Los halflings en mi versión de Warhammer Fantasía 4ª edición

Bueno, tras este breve inciso tocaba volver a acabar esta serie de entradas. Y hoy toca a hablar, como no, de una de las razas olvidadas de Warhammer, los geniales halflings que mucha gente pasa por alto... para mayor riesgo de propios y extraños.

Los halflings en el Viejo Mundo
A la izquierda unos halflings de Altdorf protestando por sus derechos.
A la derecha, miembros de la patrulla fronteriza defendiendo las fronteras de la Asamblea.
Los halflings son una curiosa raza prácticamente autóctona del Imperio. Su historia antigua es totalmente desconocida, incluso para ellos, y las primeras menciones a este pueblo se encuentran en los antiguos registros enanos donde los sitúan acompañando a los humanos en su migración hacia el norte. Hay muchas teorías de cómo vivían los halflings en el pasado pero, a la hora de la realidad, ninguna se sabe con certeza. Con el Imperio ya fundado durante cientos de años los halflings 'pasaron desapercibidos', siendo un pueblo numeroso pero disperso entre los distintos dominios humanos, si bien se concentraban en mucho mayor número en las tierras sureñas del Imperio, especialmente en las fértiles colinas del oeste, en las provincias de Averland y Stirland. Los halflings vivían de forma muy similar al resto de imperiales, si bien no estaban explicitamente dentro de las leyes imperiales y su bienestar se debía más bien al humor de los legisladores locales. Por esa misma razón los halflings solían o bien intentar molestar a los humanos lo menos posible, creando pequeñas aldeas aisladas, o bien ser extremadamente complacientes con sus vecinos para ganarse buena fama. Esto no era complicado ya que los halflings, con su talento natural para la cocina y su inherente carisma, no tenían demasiados problemas para hacer amigos. Eso no implicaba que, como una raza no humana y además débil, los halflings fueran objeto de todo tipo de desprecios, e incluso de actos de violencia, de forma relativamente habitual. No era extraño que la furia de las masas enfurecidas fuera dirigida hacia los halflings por cualquier razón, siendo uno de los objetivos favoritos de demagogos, charlatanes y perturbados varios. 

Pero todo cambió en el año 1010. Cuenta la leyenda que el emperador Ludwig II, fascinado por un suntuoso banquete que le preparó un ayuda de cámara halfling, elevó a este a la categoría de conde elector y le cedió tierras entre Stirland y Averland como recompensa para él y para toda su raza. Otros dicen que Ludwig II era un político mucho más hábil de lo que se cree y que hizo este movimiento para castigar y humillar a los electores de Stirland y Averland, que habían sido sus principales opositores en una reñida subida al trono. La verdad, seguramente, esté en algún punto intermedio pero Ludwig II pasó a la historia como 'el Gordo', y aún hoy los halflings sienten un gran respeto por su figura mientras que seguramente sea el emperador más odiado en Averland y Stirland. Sea como sea en el año 1010 los halflings consiguieron su propia tierra a la que bautizaron como la Asamblea. 

La Asamblea tuvo un curioso inicio. Aunque las regiones sobre la que se creó este nuevo condado electoral tenían una población mayoritariamente halfling esta no era total y aquellos humanos que vivían en la región fueron 'invitados a irse', lo cual creó no pocos problemas con las provincias vecinas. Además, aparte de los halflings originales, apenas un par de cientos de halflings se mudaron a esta nueva región. La mayoría eran reticentes a dejar sus hogares y aunque muchos viajaron a la Asamblea para conocer a de primera mano al Anciano pocos se mudaron definitivamente. Esto hizo que la Asamblea se mantuviera como un condado eminentemente rural y campesino, plagado de aldeas y pequeños pueblos. Eicheschatten pasó a ser considerado la capital condal y el eje vertebrador del nuevo estado por la simple razón que fue donde el primer Anciano decidió mudarse ya que le gustaba el lugar, aunque a decir verdad es un pueblucho no demasiado impresionante. 

La creación de la Asamblea significó un sutil, pero decisivo, cambio para el estatus de los halflings en el Imperio. Aunque seguían siendo ciudadanos de segunda de repente habían pasado a tener voz en el gobierno imperial. Eso llevó a que, rápidamente, todos los electores promulgaran leyes hacia los halflings. Estas no tenían por que ser especialmente beneficiosas pero, simplemente, tenían en cuenta a los miembros de esta raza de forma más patente. Ningún elector quería tener la posibilidad de verse en la tesitura de necesitar el voto del anciano de la Asamblea y tenerlo en contra por, legalmente, haber maltratado demás a su pueblo. Esto no sentó del todo bien a aquellos que tenían mala opinión de los halflings pero aquellos que más elevaron la voz fueron, para sorpresa general, los enanos imperiales. Aunque los enanos imperiales eran mucho más numerosos e influyentes que los halflings y generalmente tenían una amplia protección legal no tenían voto electoral ni ninguna forma de participar activamente en la política imperial. Esto llevó a que muchos enanos imperiales se sintieron despreciados a favor de los halflings, 'que de todas maneras no hacen nada útil', según dicen muchos enanos. A la hora de la verdad la situación de los halflings no mejoró mucho con respecto al pasado, pero por primera vez se les empezó a tener en cuenta de forma real. 

Desde entonces los halflings se han dividido en dos grupos. Los halflings de la Asamblea, el primero de estos grupos, son un pueblo con fama de afable y tranquilo. Viven vidas campesinas cultivando tierras fértiles y criando ganado en verdes pastos, donde tienen fama de ser los mejores granjeros de todo el Imperio. Les gusta la vida sedentaria y pastoril, les encantan los cotilleos y tienen una memoria prodigiosa para la genealogía ya que sus familias son extensas hasta el extremo. Según la opinión de muchos halflings en la Asamblea su raza ha podido llegar al culmen de ser lo que un halfling debería ser. Aún así no es una tierra exenta de problemas: bandidos, orcos de las montañas y los terribles no muertos de la cercana Sylvania siempre andan causando problemas. Por eso mismo muchos halflings están acostumbrados a defenderse e incluso la Asamblea tiene una suerte de ejército permanente, las patrullas fronterizas, que se dedican a hostigar y a acabar con estos enemigos antes de que los problemas vayan a mayores. Aunque nunca ha habido un conflicto a gran escala son habituales los problemas con las vecinas provincias de Stirland y Averland por lo que los halflings de la Asamblea también están acostumbrados a entender como funcionan las leyes y la justicia imperial para utilizarlas en su beneficio, algo que suele sacar de quicio a los granjeros averlandeses. 

Por otro lado nos podemos encontrar aquellos halflings que no son originarios de la Asamblea. Carentes de unas tradiciones propias y después de más de un milenio de tener como referente a sus primos de la Asamblea todos los halflings del Imperio han acabado influidos por su cultura en mayor o menor medida, por lo que la mayoría de halflings del Imperio tienen una cultura muy similar si bien los de cada región o cada ciudad siempre tienen costumbres propias. Estos halflings suelen ser tan variados como sus vecinos humanos si bien siempre le dan 'el toque halfling' a todo lo que hacen. Muchos de estos halflings son conocedores de la fama de su raza y sacar beneficio de ella. Los más honrados suelen aprovecharse para montar negocios de alimentación y comidas donde la factura halfling siempre es un valor seguro, o eso aseguran ellos. Aquellos con menos escrúpulos saben beneficiarse del poco respeto que muchos humanos sienten hacia ellos para convertirse en charlatanes, timadores o ladrones. Esto ha conseguido que los halflings tengan generalmente cierta fama de ladrones no del todo inmerecida. Igual que sus primos de la Asamblea los halflings urbanos tienen grandes familias y clanes que, en muchos casos, crean cierto grado de 'legislaciones paralelas' con las que intentan resolver los problemas internos sin tener que recurrir a las autoridades humanas. Esto lleva a crear fuertes lazos de lealtad y afecto entre los halflings, pero también enconados odios y desprecios históricos entre familias que, además, suelen solventarse de forma soterrada y generalmente ilegal. En todo caso los halflings urbanos suelen estar exentos de sus responsabilidades militares (¿quien demonios querría dirigir a una panda de soldados halfling?) salvo para tareas de intendencia, donde son muy bien valorados. 

No es raro para ninguno de los dos grupos el verse avocados a una vida en los caminos. Algunos halflings de la Asamblea empiezan a viajar con la excusa de visitar a lejanos parientes de otras partes del Imperio o de alejarse de alguno de los extraños feudos entre familias tan habituales en un pueblo con unos árboles genealógicos que parecen más bien enredaderas. Los halflings de las ciudades, en cambio, suelen ser más proclives a los cambios y a ver mundo por el simple placer de hacerlo, aunque algunos hacen negocios de forma errante o buscan poner tierra de por medio tras algún problema con las autoridades locales. 

Los halflings en reglas

Todos los halflings tienen los mismos atributos, aunque sus habilidades varían depende de su cultura de origen.

Tipos de halfling y porcentajes en el Imperio
Al escoger la raza halfling puedes escoger aleatoriamente la cultura de la que tu PJ procede. Aunque no quieras hacerlo aleatorio siempre puedes utilizar estos porcentajes para hacerte una idea de la distribución de los halflings en el Imperio. 

Halfling de la Asamblea (01-34), Halfling de otras provincias (35-00).

Halflings e idiomas
Los halflings tienen un idioma propio. Este recibe varios nombres: la charla, el halfling o el asambleario. Es una variación del reikspiel antiguo pero tan extraña que computa como idioma propio con todas las de la ley. Es el idioma oficial de la Asamblea, aunque allí rara vez se usa fuera de para expresiones muy asentadas y más allá apenas se oye. Por esta misma razón los halflings no aprenden el asambleario de forma automática si no que tienen que comprar la habilidad ya que muchos halflings pasan toda la vida sin conocer este idioma. Entre algunos halflings del Imperio se ha popularizado aprender asambleario para utilizarlo como un un idioma secreto. 

Halfling de la Asamblea
Habilidades: A distancia (Honda), Carisma, Cotilleo, Consumir alcohol, Esquivar, Hablar idioma (asambleario), Movimiento silencioso (Rural), Oficio (Cocinero), Percepción, Regatear, Saber académico (La Asamblea), Saber académico (Genealogía y Heráldica). 
Talentos: Pequeño, Resistencia (Caos), Sentidos desarrollados (Gusto), Visión nocturna, 2 Talentos al azar. 

Halfling de otras provincias
Utiliza el perfil de los halflings del manual básico, sólo que cambia Sabiduría académica (Reikland) por la provincia correspondiente. 

Y con esto terminaría a los halflings de mi visión del Viejo Mundo y, de paso, todas las entradas de esta serie. La verdad es que estoy bastante contento con como han quedado, creo que debería hacer una recopilación pero siempre lo digo y nunca lo hago. En fin, sea como sea espero que os haya gustado.

¡Nos leemos!

6 comentarios:

  1. Muy entretenidas tus entradas racial/regionales. Para cuando los humanos de fuera del imperio? X-)

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    1. Pues llevo tiempo pensando en ella. Pensaba hacer una entrada sobre las regiones 'a brocha gorda', seguramente acabaré por hacerla.

      ¡Gracias por comentar!

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  2. Creo que el WH 4 salen en varias ilustraciones. Van cogiendo fuerza. Buen articulo como siempre

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    1. Sí, los halflings aparecen representados en 4ª pero no más que en 2ª, siempre han sido una raza un tanto secundaria. Aún así no me gusta el estilo artístico de la nueva edición (pese a ser técnicamente muy bueno) salvo en casos contados y prefiero no usarlo generalmente.

      ¡Gracias por comentar!

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  3. Muy chula la entrada! He disfrutado leyendo tus líneas, es cierto que es una raza un poco dejada a su suerte pero con tu extensa y amena explicación han vuelto gratamente a mi cabeza. :)

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    1. ¡Muchas gracias por tan bonitas palabras! Así da gusto seguir haciendo cosas, la verdad.

      ¡Y gracias por comentar, claro!

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