Aquí estamos de nuevo. Ya he quitado lo de mini-sandbox de todas las entradas de Laerta, ya que lo que empezó como un calentón creativo porque me aburría se ha convertido en algo más o menos serio. La verdad es que con el paso del tiempo voy a cambiar algunas cosas que no me acaban de convencer de la ahora ambientación (haré un documento con todo recopilado para el tema) pero ahora voy a hacer la entrada que realmente iba a ser la original, pero todo se ha ido alargando tanto... Vamos a hablar de Laerta, la ciudad y lo que debería ser un poco el centro de la ambientación.
La Gran Ciudad
Laerta es una enorme ciudad que cuenta con casi 100.000 habitantes, una población enorme, y mucho más si lo comparamos con el resto de ciudades de alrededor, ya que ninguna llega a la mitad de esa población ni de lejos. Toda la ciudad está rodeada por una gran muralla, pero debido a su rápido crecimiento ya hay varios arrabales pegados a la misma y es posible que eso llegue a convertirse en un serio problema en el futuro. La muralla cuenta con tres grandes puertas (una por cada camino que sale de ella) muy bien defendidas y que sirven tanto para proteger a la ciudad de Laerta como para controlar la gente que entra y sale... y sobre todo, sus mercancías. Se podría decir que la ciudad se divide en barrios, pero estos barrios han crecido tanto que en la mayoría de casos es imposible diferenciar donde empieza uno y acaba otro. Por lo tanto hoy por hoy la división de la ciudad se hace por calles: generalmente en cada zona hay una calle importante sobre la que el Consistorio puede tomar decisiones y hacer cosas como recaudar impuestos o dar avisos. Las calles más emblemáticas de Laerta son la de los Hojalateros, la de los Panaderos y la de los Albañiles. Aún así si que hay algunas zonas que son especialmente relevantes y tienen cierta autonomía política fuera del margen de las calles. Estas son la Plaza de los Templos, la Academia, la Universidad, el Circulo Mercantil y la Calle de la Seda. Aún así hay una generalidad con todas estas zonas y con las calles principales: acaban por conectar con el Consistorio, el tremendo edificio que dirige el futuro de Laerta, sede del gobierno de Laerta.
Calles de Laerta
Guardia de la Ciudad. |
atención que tanto necesitan de los viandantes. Por las noches estas calles no están iluminadas aunque cuentan con un fuerte cuerpo de guardia que las mantienen seguras. Conforme nos alejamos de las calles principales los callejones y vías de la ciudad se hacen cada vez más pequeños y estrechos, hasta llegar al punto de haber pequeñas callejuelas donde apenas dos personas pueden cruzarse. Estas zonas alejadas de las principales suelen contar con un control mucho menor de la guardia de la ciudad, lo que las convierte en proclives para la criminalidad y todo tipo de actividades censurables o directamente prohibidas. Pasear por estas calles secundarias (o más bien terciarias) de noche es una locura... a no ser que sepas lo que estás haciendo.
La Plaza de los Templos
Cerca del Consistorio está la más impresionante de todas las construcciones de Laerta: el Templo de la Esperanza de la Fe. Creado para conmemorar tanto la victoria sobre los orcos del sur como la unión de los que más tarde se pasarían a llamar laertanos, esta construcción es una de las más viejas de todo el país, y también de las más espectaculares. Es un inmenso templo rectangular que cuenta con una torre en cada una de sus esquinas. Grandes arcadas lo mantienen en pie y su interior está bellamente decorado con cristaleras en honor a los Dioses del Valle. Siempre está abarrotado de gente, incluso por la noche. Alrededor de este templo creció toda la ciudad, aunque más tarde el centro de la ciudad se transpasó al Consistorio. Lo que antaño era la plaza centrar la ciudad es hoy una enorme plaza rodeada por templos a los diversos dioses de la ciudad, todos autóctonos. En pequeñas calles secundarias que llevan a la plaza se encuentran templos a divinidades extranjeras, e incluso no humanas, pero su importancia y majestuosidad es mucho menor. Una particularidad de los templos laertanos es que sus sacerdotes y monjes viven en ellos, por lo que esta Plaza es también el punto de reunión de todos los clérigos de la ciudad, lo cual hace que tenga un peso político importantísimo.
La Universidad
La Academia
No demasiado lejos del Consistorio se encuentra un edificio que compite con la Esperanza de la Fe en majestuosidad, la Academia. Una enorme torre de varios pisos rodeada por un muro y que cuenta en sus patios con muchos edificios diferentes, desde laboratorios a herrerías. La Academia es un lugar de estudio y saber bastante más antiguo que la Universidad (ya que esta última apenas cuenta con 100 años de historia), pero sus caminos se centran en ámbitos muy diferentes. La Academia proporciona un aprendizaje mágico sólido a aquellos con el don arcano y entre sus estudiantes se encuentran gentes de todas las clases sociales: campesinos, nobles, universitarios, sacerdotes o incluso extranjeros. Sólo hay dos condiciones para ingresar en la Academia: Contar con poderes mágicos y ser aceptado por los Maestros de la propia institución. Los estudiantes de la Academia son muy valorados debido a sus campos exclusivos de conocimiento, y aunque no tienen los derechos especiales de los universitarios todos saben que meterse con un academicista es muy mala idea... Todo el mundo sabe tratar con cordialidad a alguien que puede expulsar fuego por sus manos. Los academicistas tienen sus pequeñas células por todas las ciudades de Laerta, aunque todas dependen en última instancia de la propia Academia.
Pese a que la Esperanza de la Fe es el edificio más majestuoso de Laerta, y la Academia el más alto, se podría decir que el Consistorio es el más impresionante. Esta plaza octogonal cuenta con ocho calles que entran en ella, pero una vez dentro la luz del día queda oculta por una enorme bóveda que cubre toda la plaza. Esta bóveda es el techo del enorme edificio que es el Consistorio, que cuenta con cuatro pisos repletos de oficinas donde se debaten todas las cuestiones referentes al gobierno. El Gobierno de Laerta es llamado a su vez el Consistorio, y es una especie de República aristocrática. En el pasado, cuando las diferentes tribus del Valle y el Bosque se juntaron, nunca llegaron a concretar el poder en un rey o similar ya que todas eran demasiado celosas de que eso conllevara su desaparición. Por ello se acabó creando el Consejo de los Ocho, siendo un representante de cada una de las tribus más importantes el que formaría parte del mismo. Este consejo acabó lentamente por transformarse en una cámara representativa donde los descendientes de los líderes de las tribus y sus familias (es decir, la nobleza) discutían sobre el gobierno de Laerta. Hoy por hoy el Consistorio está formado por los ocho Electores, ocho representantes de la nobleza
que llevan las riendas en el país, y el Consejo, un grupo de más de cien 'hombres notables' de la ciudad que pueden discutir e intentar cambiar las decisiones de los Electores, pero lo tienen realmente difícil. Por debajo de los Electores y el Consejo hay una enorme cantidad de contables, notarios, administradores y delegados que forman una extensa burocracia. El cargo de Elector es vitalicio, y en el momento que uno de los Electores muere los otros siete eligen a otro noble que le sucederá. El cargo de Consejero, en cambio, sólo tiene una validez de dos años, pero cuando el Consejo se disuelve los Electores acceden a que se celebren una especie de elecciones donde todos los 'hombres notables' de la ciudad (generalmente enriquecidos comerciantes y nobles) e incluso algunos de fuera (como los más importantes personajes de Faro de Piedra o Posada Vieja) escogen sus representantes en el Consejo. Esta forma de gobierno se ha mantenido con muy pocos cambios desde que fue así creada hace unos doscientos años y mientras Laerta sea un país pequeño seguramente seguirá funcionando bastante bien.
El Círculo Mercantil
Justo al entrar en Laerta por cualquiera de sus tres puertas nos encontramos un barrio de un tamaño desigual, depende de la puerta de la que estemos hablando. Este barrio cuenta con establos y lugares donde descargar mercancía ya que los animales de carga y tiro no pueden pasar de aquí (excepto en casos muy particulares). Estos barrios son conocidos como el Círculo Mercantil y son básicamente los almacenes y registros de la ciudad. No tenemos que confundir estos barrios con aquellos en los que viven los mercaderes, ya que los señores del comercio no vivirían nunca en un lugar tan ajetreado y caótico. Pero aquí tienen sus representaciones todas las casas mercantiles de la ciudad (e incluso algunas de fuera) y no es raro ver grupos de guardias contratados (conocidos también como mercenarios bien vestidos o, de forma despectiva, matones con botas de oro) vigilando según que lugares. No exactamente en el Círculo Mercantil -pero bien cerca- se encuentran los barrios donde la mayoría de extranjeros acaban viviendo. Hay varios barrios de norteños, valav y de hombres del este, e incluso hay un barrio enano en Laerta.
La Calle de la Seda
La calle de la Seda es la más prestigiosa de todas las calles de Laerta y, pese a su nombre, realmente es un barrio cercado con solidos muros y muy vigilado. Aquí hacen vida las gentes más importantes de la ciudad, ya sean nobles de alta extracción social y antiguo linaje o mercaderes enormemente ricos. Hay patrullas de guardia privada (y con ciertos derechos que les permiten saltarse un poco las leyes, lo que no haga el dinero...) que vigilan este barrio día y noche. Una pequeña plaza de este barrio es conocida como la Plaza de las Maravillas, un lugar donde se venden las más extrañas (y caras) maravillas jamás vistas. Es también en este barrio donde los elfos marinos tienen su pequeña embajada (si acaso se le puede llamar así) y aquí se juntan casi todos los elfos marinos de la ciudad, aunque algunos viven en otras zonas -pero son realmente pocos-.
El Consistorio
Miembro del Consejo |
que llevan las riendas en el país, y el Consejo, un grupo de más de cien 'hombres notables' de la ciudad que pueden discutir e intentar cambiar las decisiones de los Electores, pero lo tienen realmente difícil. Por debajo de los Electores y el Consejo hay una enorme cantidad de contables, notarios, administradores y delegados que forman una extensa burocracia. El cargo de Elector es vitalicio, y en el momento que uno de los Electores muere los otros siete eligen a otro noble que le sucederá. El cargo de Consejero, en cambio, sólo tiene una validez de dos años, pero cuando el Consejo se disuelve los Electores acceden a que se celebren una especie de elecciones donde todos los 'hombres notables' de la ciudad (generalmente enriquecidos comerciantes y nobles) e incluso algunos de fuera (como los más importantes personajes de Faro de Piedra o Posada Vieja) escogen sus representantes en el Consejo. Esta forma de gobierno se ha mantenido con muy pocos cambios desde que fue así creada hace unos doscientos años y mientras Laerta sea un país pequeño seguramente seguirá funcionando bastante bien.
Bueno, creo que ya he dado un repasillo general a Laerta. Una urbe llena de posibilidades aventuras, así como de peligros e intereses oscuros.
Siento que me dejo muchas cosas en el tintero, pero es que si me pongo no paro y las entradas ya me están quedando muy, muy largas. A ver si empiezo a darle forma al mundo de alrededor... Espero que os haya gustado.
¡Nos leemos!
¡Segunda parte! ¡Segunda parte!
ResponderEliminarYa he apañado unas cosas del mundo de fuera, ya volveremos sobre la propia Laerta en un futuro.
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