Mi última entrada versaba sobre la Isla de los Grifos y en ella amenacé con que quizás podría empezar a hacer una versión propia de la misma. Mi realidad rolera ha empezado a cambiar (quizás consiga montar grupo de nuevo en breves) lo cual condicionará, hasta cierto punto, las entradas que realice. Pero hasta que llegue ese momento seguiré con mis ideas, a ver hasta donde llego. Por eso mismo aunque esta entrada surgió y la tengo pensada para mi versión de la Isla de los Grifos no voy a empezar una serie que seguramente no pueda continuar.
Leyendo la Isla de los Grifos una cosa que me sorprendió es que en el manual te sugirieran que 'los PJ podrían introducir la agricultura en la isla' como uno de los ejemplos en los que te inciden para que no tengas miedo en cambiar el status quo que se te presenta en el manual. De buenas a primeras eso ya es algo que más adelante se contradice (ya que más adelante te inciden que los orcos y sus ¿aliados? de Ockless ya tienen conocimientos rudimentarios de la misma) pero también es algo que me sorprende. ¿Las culturas zaringas, neolíticas, no tienen ni idea de los rudimentos de la agricultura? ¿Y en los siglos de poblamiento colonial sólo se han plantado los naranjos de Maugre? No se, se me hace todo bastante extraño. Pero lo bueno es que eso, y vagos recuerdos del panteón korantino presentado en el suplemento de Shores of Korantia, me han ayudado a idear esto. Es un culto teista pensado para que sea secundario, si bien de creciente importancia, entre los colonizadores. Incluso podría resultar interesante para algunos zaringas si se atreven a romper con sus costumbres ancestrales. De paso se deja entrever algunas de las culturas que presentaría en mi hipotética versión de la Isla de los Grifos.
Zerenia (Culto teista)
Mitos e historia
Zerenia no es una diosa antigua que se presentara en el albor de los tiempos, si no una deidad nueva que acudió al auxilio de un pueblo abandonado en su momento de mayor necesidad. La ciudad de Zerena, enfrentada a la Gloriosa República, sufría una terrible sequía que había conducido a hambre y a enfermedades. Esto no sólo era un duro azote para el pueblo, si no que había hecho que los aristócratas de la ciudad huyeran a las tierras de la Gloriosa República, donde fueron acogidos con los brazos abiertos a cambio de 'vender' la ciudad a la Gloriosa República una vez la sequía hubiera pasado. En la ciudad sólo quedaron aquellos lo demasiado pobres o desesperados como para necesitar quedarse y su rey, el anciano Irión. Los sacerdotes de la ciudad clamaron a los dioses antiguos de Zerena pero estos, como tantos otros dioses de aquellas ciudades que estaban enemistadas con la Gloriosa República, les habían abandonado. Finalmente la salud del anciano Irión se resintió y, en el final de sus días, el rey clamó para que alguien ayudara a su ciudad y a su pueblo. Pero este no era un llanto egoísta, de un soberano que pierde aquello que le da poder, si no una verdadera petición de un padre preocupado por su pueblo. En su lecho de muerte los criados del rey pudieron ver como este moría con una sonrisa y una mirada llena de esperanza.
La pena azotó al pueblo de Zerena, pero no tuvieron la capacidad de realizar un funeral digno debido a la pobreza que los acosaba. El cuerpo del rey se transportó hasta los túmulos ancestrales de Zerena donde el último rey de la ciudad descansaría para siempre. Sin descendencia la ciudad estaba condenada a desaparecer. Pero a lo largo de los días los sacerdotes de la ciudad se encontraban nerviosos. Todos discutían ya que estaban sufriendo extraños sueños y visiones. Algunos creían que eran las burlas de sus antiguos dioses y otros que era el fantasma el viejo rey que los acosaba. Aún así, y sabiendo que eran la última esperanza de su pueblo, los sacerdotes intentaron sacar algo en claro. Discutieron los augurios entre sí e incluso se arriesgaron a hacerlo con oráculos extranjeros. Todas las opiniones eran claras: un nuevo templo tenía que alzarse a las afueras de la ciudad, pero ni los propios sacerdotes aún sabían a que deidad iba dedicado. Haciendo un gran esfuerzo todos los ciudadanos colaboraron en alzar un templo humilde de madera y barro, un edificio que palidecía ante la grandeza de los antiguos templos de Zerena. Una vez el templo fue finalizado el sacerdote más anciano de toda la ciudad sintió una poderosa llamada. Todos lo siguieron y, una vez en el templo, el muchacho empezó a hablar con una voz que claramente no era la suya. Esta voz se presentó como la de una diosa preocupada por un pueblo tan sufrido y enternecida por el llanto de un rey tan justo. Se presentó a ellos como una deidad 'aún innominada' y postuló que de ahora en adelante ella cuidaría de los castigados hijos de esta ciudad maldita. Pero no era una deidad permisiva y laxa: todos tendrían que trabajar y cumplir su parte si querían sobrevivir.
Las lluvias volvieron a Zerena y guiados por este muchacho, que fue conocido como el Oráculo de Zerena, los zerenos se dedicaron a trabajar con ahínco y con fe. Preparaban campos, redirigían arroyos, creaban canales y alzaban silos. Preparaban unas murallas que el tiempo y el abandono habían destrozado mientras afilaban lanzas y tallaban escudos. El Oráculo les aseguraba que los buenos tiempos acabarían y que los zerenos tenían que estar preparados. Las semanas dieron paso a los meses y los meses a los años. Los zerenos seguían trabajando sin descanso, organizados por el Oráculo y siguiendo los designios de su diosa. Pero, finalmente, los ejércitos de la Gloriosa República aparecieron ante Zerena. En la mayoría de casos las naciones cuyos dioses habían sido robados por la Gloriosa República solían rendirse o destruirse por completo, pero Zerena había conseguido alzarse de las cenizas y daba la cara. Los soldados imperiales no esperaban tamaña resistencia de un pueblo al que suponían pobre y destrozado y sufrieron enormes derrotas. Viendo esto como una marcha contra su orgullo los dirigentes de la Gloriosa República mandaron más ejércitos y mejores generales. Ante las batallas más peligrosas el Oráculo dirigía a los zerenos personalmente e infundido con los poderes de la diosa era un oponente terrible. Pero eso no lo convertía en inmortal y, finalmente, el Oráculo murió en batalla. Los zerenos quedaron destrozados y los generales republicanos por fin esperaban terminar con una guerra tan costosa. Pero al final, pasó todo lo contrario: la muerte del Oráculo liberó a la deidad de sus ataduras terrenales. Nacida como una diosa de pleno derecho esta deidad se se alzó a los cielos y reclamó su lugar. Se dio el nombre de Zerenia y proclamó que Zerena quedaba bajo su protección hasta el fin de los tiempos. Los soldados republicanos, temerosos de enfrentarse con la ira de una diosa en su propia tierra, se batieron en retirada. Los zerenos se regocijaron pues una diosa velaba por ellos.
Sin la guía del Oráculo, y sin reyes ni aristócratas, los zerenos distaron mucho de quedar desorganizados: simplemente siguieron haciendo lo que habían hecho todos estos años. Recopilaron sus leyes, las Normas Zerenianas, en las que se dictaba el papel de todos los zerenos en la sociedad. Los zerenos son un pueblo de agricultores y soldados donde todas las decisiones importantes son tomadas por los mejores de sus respectivos campos. Se toma en cuenta la opinión de los ancianos y lo sabios, que reciben el título de Iriones en honor al último rey de Zerena. Los sacerdotes también cumplen un rol importante en la ciudad ya que se dedican a mantener puras las relaciones del pueblo con su deidad patrona aunque en muchos casos suelen ser los líderes 'de facto' de las pequeñas comunidades rurales. Bajo esta nueva forma Zerena pasó de ser una ciudad destinada a desaparecer a una importante potencia a tener en cuenta y un tremendo dolor de cabeza para la Gloriosa República. A lo largo de los dos siglos desde su nacimiento muchos pueblos y ciudades han decidido ponerse bajo la protección de Zerena, rechazando a sus antiguos gobernantes y pasando a cumplir las Normas Zerenianas. Muchos zerenos también han acabado por emigrar y buscar otras tierras que colonizar. Generalmente suelen viajar como pequeñas comunidades de mercenarios que intentan asentarse en territorios tumultosos o desorganizados. Los mercenarios zerenos son extremadamente bien valorados pero muchos gobernantes temen que, si los dejan asentarse, sus súbditos empiecen a tener ideas raras sobre como debería gobernarse un pueblo. Zerenia es una deidad que se está volviendo extremadamente popular y en muchos lugares está empezándose a adorarla como a una deidad menor que protege a los campesinos.
Naturaleza
Zerenia es una deidad que domina sobre tres campos: la agricultura, la guerra y el gobierno. Es una deidad civilizadora en su mayor expresión, una deidad de campesinos-soldados, de gente humilde y trabajadora. Su culto es extremadamente rígido ya que sigue las Normas Zerenianas bastante al pie de la letra incluso en los territorios donde no gobiernan directamente (lo cual suele causar problemas con los poderes locales). Zerenia es una diosa que enseña el valor del trabajo duro y de la preparación ante las calamidades como forma de gobernar a un pueblo.
Las representaciones de Zerenia suelen ser bastante similares entre sí: una mujer con el pecho desnudo pero con una larga falda y con la cabeza cubierta por un casco. En una mano porta una lanza y en otra una azada. A veces se la representa con un aire más relajado (portando en su mano derecha la azada) y maternal mientras que en otro tiene una pose mucho más marcial (portando la lanza en su mano derecha), pero generalmente siempre se la representa con los mismos atributos.
Organización
El culto de Zerenia tiene un sacerdocio formal muy al estilo de los sacerdocios de otros dioses ya que, en realidad, los antiguos sacerdotes nunca llegaron a perder su papel en Zerena. En Zerenia sigue existiendo el conocido como 'Primer Templo' o 'Pequeño Templo', un lugar que destaca por su humildad en la ahora enorme ciudad de Zerena. Este es un sitio de capital importancia para el culto y muchos seguidores de Zerenia intentan peregrinar aquí al menos una vez en la vida. Zerena cuenta con un nutrido cuerpo de sacerdotes que atienden las necesidades de los muchos santuarios que hay repartidos por la ciudad. Se realizan sacrificios y rituales, aunque los sacrificios generalmente suelen ser incruentos en honor a la agricultura sobre la que vela la diosa. Esto no quiere decir que no se realicen sacrificios animales, pero suelen dejarse para situaciones especiales (como el ritual de la Nominación, el día que se celebra cuando Zerenia se alzó a los cielos y la fecha más sagrada para los seguidores del culto).
Pese a tener un nutrido cuerpo sacerdotal el culto de Zerenia no suele alcanzar a realizar todos los rituales necesarios ya que los sacerdotes de Zerenia tienen bastantes obligaciones (ver Afiliación). En estos casos los Iriones, es decir, los ancianos más sabios, se encargan de realizar los rituales que los sacerdotes no alcanzan a hacer. Para ser un Irión un miembro del culto debe de tener al menos 60 años y un 80% en alguna de las habilidades del culto. Esto permite a los Iriones tener una Reserva Devocional como si fueran Iniciados y realizar milagros utilizando la mitad de su habilidad del culto más alta como si fuera la habilidad Exhortación. Los milagros realizados por los Iriones siempre tienen Magnitud e Intensidad 1.
Afiliación
Estándar. Los miembros legos deben tener al menos una habilidad del culto al 50% ya que Zerenia no ve con buenos ojos a los vagos ni a aquellos que no hacen su parte por la comunidad. Para alcanzar el grado de Iniciado se ha de tener un conocimiento aceptable en las complejidades que versan sobre las Normas Zerenianas (es decir, se tiene que tener la habilidad Saber (Normas Zerenianas) al menos al 50%). Aquellos que alcancen el grado de Iniciado tienen que comenzar a realizar los ritos y sacrificios exigidos por Zerenia pero, a su vez, también ganan obligaciones para con la comunidad: deben entrenar a los miembros del culto en el uso de las armas, almacenar todos los conocimientos de la comunidad, tratar a aquellos heridos para que puedan volver al trabajo y dirimir en las disputas entre los miembros del culto gracias a sus conocimientos de las Normas Zerenianas. Y si les sobra tiempo está bien visto que los sacerdotes trabajen la tierra, aunque muchos simplemente no tienen tiempo para todo.
Aunque no queda dicho en las Normas Zerenianas, el culto de Zerenia no suele ver con buenos ojos que sus miembros sean parte de otros cultos ni adoren a otros dioses, especialmente a los Insignes Áureos (los dioses de la Gloriosa República) por obvias razones.
Restricciones
- No debes ser avaro ni guardar más de lo que necesitas.
- No debes abandonar a otro miembro de la comunidad a su suerte.
- No debes nunca dejar que tus armas se desafilen.
Habilidades
Devoción (Zerenia), Exhortación (Zerenia), Saber (Normas Zerenianas), Saber (Agricultura), Enseñar, Estilo de combate (Local), Primeros auxilios.
Magia
Los miembros legos que tienen alguna facilidad para la magia suelen ser animados a que aprendan a utilizarla por el bien de la comunidad. Esto suele variar mucho de una comunidad de zerenianos a otra pero en una comunidad estándar se puede esperar que los religiosos conozcan hasta tres conjutos de magia Común de esta lista de conjuros: Aliento, Buscar, Calcular, Calidez, Cuchilla Afilada, Preservar, Reparar, Vigor.
Aquellos que alcanzan el grado de Iniciado o mayor pueden aprender estos milagros: Bendecir cultivos, Consagrar, Curar herida, Firmeza, Hueste Sagrada, Madurar, Perseverancia, Vínculo Mental. Los sacerdotes de Zerenia deben usar sus habilidades por el bien de la comunidad y no por intereses propios. De hacerlo es posible que Zerenia les retire su favor y les obligue a trabajar duramente para recuperarlo.
Dones
Zerenia no es una diosa generosa y no suele conceder Dones. En los dos siglos de historia no se sabe de nadie que haya recibido un don de esta deidad, pero nadie descarta que sea una posibilidad (aunque desde luego no sería un capricho de la misma: los caprichos no van con el carácter de esta laboriosa diosa).
Aliados y enemigos
El culto de Zerenia es un extraño caso en lo que a las relaciones entre deidades se refiere. Es una deidad nueva y popular que, técnicamente, no tiene grandes enemigos ancestrales. Como todas las deidades se sitúa en contra de los poderes del Caos pero en su caso es un tema de conveniencia más que de verdadera oposición a los mismos. Pese a todo siente cierto recelo por los Insignes Aúreos, los dioses de la Gloriosa República, debido a que literalmente nació luchando contra sus seguidores. Pese a todo Zerenia ha conminado a sus seguidores a trabajar con los seguidores de otras deidades de la agricultura o marciales pero siempre sin olvidar las Normas Zerenianas.
Y hasta aquí el culto de Zerenia. Como podéis suponer no es un culto muy apropiado para PJ's (salvo si planeas llevar una campaña con un marcado carácter de slice of life de fantasía de Mythras, lo cual no es tan mala idea) pero sí muy interesante para PNJ's. ¿Y en que entronca esto con la Isla de los Grifos? Bueno, quizás en Puerto Soldado se esté empezando a formar una sólida comunidad zereniana que haya empezado a crear aldeas y a colonizar las tierras de la isla, para perturbación de los zaringas, horror de los votankis e interés del Sumo Plutarca...
En fin, espero que os haya gustado la entrada.
¡Nos leemos!
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