martes, 30 de abril de 2019

Apuntes vicuménicos: Historia reciente del Imperio Taryano

Hace ya más de un año el genial Jose Carlos (Kha para los enemigos) empezó a publicar la ambientación en la que jugar sus partidas online, Avarnia Meridional. Él explica de forma magistral de que va en esas líneas. Pese a que yo no soy un jugador de su campaña por distintos motivos Jose Carlos asegura que le ayudé mucho con los inicios y desarrollo de Vicumena, el 'mundo de juego' en el que se inserta Avarnia. Yo sigo dudándolo, francamente, pero no puedo discutir con alguien cuya potencia de fuego es tan absurdamente mayor a la mía. Soy un rolero, no un suicida. 

Tengo en mente varios proyectos para Vicumena pero lo más posible es que se queden todos parados porque, vaya, porque soy algo inútil a la hora de terminar las cosas. Pero una cosa que se me da relativamente bien es escribir trasfondo (o eso dicen) y hablando con Kha concreté hacer una serie de entradas sobre distintas partes de la ambientación de Vicumena, cosas que podrían interesar a los jugadores por cualquier motivo. Hemos decidido llamar a esta sección Apuntes vicuménicos y tratarán de distintas cosas del trasfondo de la ambientación. Huelga decir que, igual que la entrada de los  Nueve Dioses de la Ley (que se podría considerar una proto-entrada de esta sección) todo esto ha sido revisado y aceptado por Kha, por lo que se considera 'canon' de la ambientación.

Sin demorarme más empezamos con algo de historia, que para eso es mi campo profesional. Hoy hablaremos de la historia 'reciente' del Imperio Taryano o, básicamente, de cómo el Imperio ha llegado a ser lo que es hoy. 

Un vistazo rápido a la historia reciente del Imperio Taryano
El triunfo de Severianus II Taryano tras la destrucción de Azgar
1) El emperador Severianus II; 2) Jinete taryano; 3) 'Capa azul' (soldado del Culto del León Dorado)
El Imperio Taryano, en su cenit, fue la cuna de los mayores héroes jamás existidos entre la humanidad. La historia de los sabios, sacerdotes, generales y emperadores que acabaron con el malvado dominio de los azagaros aún resuena en el corazón de los hombres, pero mayormente los grandes taryanos son eso, historias. Hace cuatrocientos años los azagaros fueron derrotados, pero a un enorme precio: el Imperio, débil y agotado después de tan costosa guerra, no pudo hacer frente a los bárbaros del este, los hombres bestia descontrolados e incluso los herederos de Azgar. Aunque la gran guerra había terminado otras muchas empezaban.

El principal problema del Imperio en estos años fueron los pueblos bárbaros. Durante décadas muchos pueblos bárbaros de más allá de las fronteras (principalmente distintas tribus de thingir, escandos y atmanos) habían acabado por hacer la guerra con el Imperio, aunque otros se habían asentado en el Imperio en régimen de vasallos (o incluso totalmente integrados en la sociedad imperial) o, en unos pocos casos, habían conseguido conquistar sus propias tierras e incluso ser reconocidos por el Imperio, como fue el caso de los avarnos. Estas muestras de debilidad se debían a que el Imperio estaba más centrado en terminar su guerra contra los azagaros que en defender sus posesiones. La dicha por la caída de Azgar apenas duraría unas décadas: Hace exactamente 342 años Severianus IV, el último emperador de Tarya, murió con la espada en la mano mientras intentaba rechazar a los rugiones, una beligerante tribu de bárbaros thingir que rompieron antiguos pactos y asaltaron la propia capital imperial, cerca de los dominios que los emperadores taryanos les habían cedido hace décadas debido a sus hazañas en la guerra contra los azagaros.

Los rugiones saquean Tarya
La traición de los rugiones, culminada con la muerte de Severianus IV Taryano, llegó en el peor momento. Severianus IV Taryano era un emperador valiente, sabio y prometedor, pero realmente joven. Murió sin descendencia, dejando por primera vez en toda su historia el trono imperial vacío y acabando de forma efectiva con la primera y única dinastía imperial, la dinastía Taryana. El Imperio, fatigado y acosado por bárbaros, no pudo aguantar este golpe y se desmoronó. Nadie pudo coger las riendas del Imperio, posiblemente debido a que toda la familia imperial fue brutalmente asesinada y la gran mayoría del Senado y Corte Imperial pasó por el mismo fatal destino. Sólo los gobernadores provinciales y algunos nobles de menor categoría, alejados de la corte o el senado, sobrevivieron a esta cruenta masacre. Con este panorama muchos generales montaron pequeños cantones o reinos independientes haciendo uso de las legiones que tenían bajo su mando. Algo similar pasó con muchos aristócratas rurales o de ciudades menores, que usaron sus poderosos ejércitos privados para fortificar zonas y elevarse al poder. Estos reinos solían ser bastante inestables, ligados generalmente a la fuerte personalidad de un líder que, al desaparecer, se llevaba al reino consigo. En otros casos la rebelión o la mala gestión acababa con el reino al poco de nacer y es que no todos los que poseían el poder estaban hechos para mandar.

Muchos de los pobladores del Imperio buscaron protección en los bárbaros ya asentados dentro de las fronteras ya que al funcionar de base como regímenes semi-independientes aguantaron mejor el desmoronamiento imperial. Muchas ciudades intentaron funcionar por sí mismas, convirtiéndose efectivamente en ciudades estado, aunque en la mayoría de casos fracasaron, fueron arrasadas, fueron conquistadas o simplemente fueron abandonadas por sus residentes para huir a la relativa seguridad del campo. Y no hay que olvidar que muchos ciudadanos taryanos acabaron bajo el mando de estos nuevos conquistadores, a veces con trato más o menos amable y otras en situaciones totalmente despreciables. Tarya, la capital del Imperio, fue saqueada repetidas veces y tomada como capital por los propios rugiones. Y pese a todo la llama de los taryanos no se había extinguido.

En la región de Transarmónica, no especialmente lejos de la capital caída, un anciano patricio urdía un plan. Este era Andronico Argenteo, heredero terciario de la linea imperial, un hombre de escasa importancia política pero de cierto prestigio social que hasta el momento apenas tenía unos cargos menores en la corte imperial. Andronico movió ficha con suma cautela, usando sus ejércitos de mercenarios y clientes para asegurar su tierra y proteger a las de alrededor. Poco a poco montó un pequeño reino, un baluarte de estabilidad en el que insistió en mantener todas las costumbres taryanas. Protegió a varios de los patriarcas del Culto del León Dorado, se aseguró de mantener a miembros del Colegio Refulgente entre sus filas e incluso creó un pequeño senado a imagen del Senado Imperial. Pero esta defensa de 'lo taryano' no le llevó a despreciar a los bárbaros, todo lo contrario: intentó aliarse con ellos siempre que podía y no dudó en intentar montar lazos estables con los enanos Yazra, los más antiguos aliados del Imperio. Andronico, hombre al fin y al cabo, murió pero no así su legado: su hijo, Servio Argénteo, continuó la obra de su padre durante años.

Servio Argenteo (C) pacta con Gaufrido, caudillo de los elbios (B) para hacer una alianza.
Al fondo, guerreros thingir (A) y soldados taryanos (D).
Poco a poco las redes clientelares de los Argenteos se extendían y las victorias de sus ejércitos, si bien en batallas pequeñas, no paraban de resonar.  La gran victoria de Servio Argénteo llegó hace unos 289 años cuando, acompañado de legiones formadas por taryanos y bárbaros federados por igual, expulsó a los rugiones de Tarya y la reconquistó para el Imperio, recuperando la corona imperial de la cabeza del caudillo rugión al que, según la tradición, él mismo mató. Servio se declaró así el nuevo emperador taryano, algo a lo que podía acceder por su real (si bien difusa) conexión con la linea imperial... y por la fuerza de su espada. Servio pasó a ser conocido como Servio I, aunque cambió su apellido. La nueva dinastia imperial ya no sería la dinastía Taryana, ni tampoco la dinastía Argenetea, si no la dinastía Fénice, que portarían el emblema de esta ave milagrosa para simbolizar el resurgimiento del Imperio Taryano. Desde ese día el estandarte de el León y el Fénix ondea en Tarya y, si la Ley así lo desea, durará eternamente.

Desde entonces el Imperio se ha ido expandiendo sin parar, aunque de forma lenta e inestable. En muchos casos los antiguos reinos surgidos de nobles taryanos acogieron con gusto el nuevo dominio imperial. En otros los reinos mísculos (los reinos 'mestizos' de bárbaros mezclados con taryanos) aceptaron condiciones de vasallaje justas e hincaron la rodilla ante el Emperador e incluso algunos dominios eminentemente bárbaros, donde las culturas thingir o atmana se había mantenido más o menos puras, acabaron por portar el estandarte del León y el Fénix a la batalla. No todo fue un camino de rosas, ni mucho menos: en muchos casos las guerras, conquistas y batallas fueron la única manera de expandir este imperio reforjado. La mayor amenaza a la que se tuvo que enfrentar este 'nuevo' Imperio Taryano, antes de la ominosa llegada de las naves negras, fue a la invasión de los gomoghar. Esta tribu nómada del este, abiertamente adoradora del Caos, causó estragos en las fronteras orientales del Imperio hace más o menos un siglo. Los gomoghar sólo pudieron ser expulsados gracias a los esfuerzos conjuntos de taryanos y sus aliados, especialmente mísculos y atmanos. Los gomoghar, vencidos pero no derrotados, huyeron al este pero la guerra había sido tan cruenta que prácticamente nadie la consideró una victoria. Las autoridades imperiales se vieron obligadas a crear una nueva provincia, los Campos Gomogares, una región devastada que el Imperio se lanzó rápidamente a colonizar y defender por si acaso los malvados jinetes volvían con venganza, aunque es una región de mala fama y la mayoría de ciudadanos imperiales intentan evitarla. Aunque en estos cien años se han rechazado asaltantes gomoghares, nunca han vuelto en tanto número como en los tiempos antiguos, algo que los taryanos celebran a medias: siguen habiendo gomoghares en el este y sólo los dioses saben que pasará cuando se vuelvan a unir como en el pasado.

Triunfo de Justinius II Fénice, actual emperador,
tras la derrota de los caóticos iganes.  
A día de hoy el Imperio Taryano es apenas una sombra de lo que fue hace cuatro siglos, pero no deja de ser la construcción política más poderosa de todo el continente de Gaudarea. Pese a su poder no les faltan los enemigos por todos los frentes: piratas dushraties, regüelos thingir, duques mísculos, saqueadores escandos o nómadas atmanos, entre otros, acosan al Imperio o a sus aliados directos por todos los frentes, sin olvidar la o la omnipresente amenaza de los hombres bestia, salvajes y descontrolados desde la caída de sus amos, o los problemas internos con rebeldes, nobles insatisfechos o los aterradores enviados políticos aegios. Incluso aquellos que no son abiertamente enemigos del Emperador, como el reino de Avarnio o el ducado de Kilesia, ven con malos ojos al Imperio y temen las pretensiones de los emperadores Fénices de devolver la gloria a Tarya, ya que eso pasaría por ser anexionados. Y para mayor terror se dice que las naves de negras velas, símbolo inequívoco de los azagaros, vuelven a surcar el Mar Taryano. Pero no todo son enemigos: muchos son los reinos que ven con esperanza el auge de los taryanos. No le faltan aliados, tanto cercanos (como los reinos visernios, reinos mísculos encontrados en las fronteras orientales del Imperio) como lejanos (los emisarios del misterioso reino de Axinam ya pueblan la corte Imperial, ofreciendo su consejo y sabiduría). Los extraños elfos han empezado a llegar a los diferentes puertos y sus mensajes suelen ser de alianza y paz y los enanos Yazra se han declarado abiertamente amigos del Imperio (aunque también son aliados de muchos de los 'sucesores' del mismo). Es una época dura, peligrosa, pero llena de oportunidades para aquellos sin miedo a jugarse la vida en ganar fama y fortuna... o morir en el intento.

Y hasta aquí la entrada de hoy. Espero que os haya gustado.

¡Nos leemos!

4 comentarios:

  1. Muy buena la entrada y da mucho contexto enriquecedor para los PJ's. Quien sepa algo de historia identifica a la primera ciertos hechos, pero para mí la mejor ficción es tomar algo real y retorcerlo.
    Como jugador de Avarnia, agradezco mucho este aporte.

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    1. Genial, me encanta que te guste. A mi también me gusta basarme libremente en cosas y luego modificarlas a mi gusto (al fin y al cabo estoy escribiendo fantasía). Creo que así se consigue que 'resuene' en la gente ya que se entienden algunas referencias.

      Tengo otras ideas pensadas pero aún tengo que desarrollarlas y tienen que pasar la censura khalifal.

      ¡Gracias por comentar!

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  2. Los nombres son estupendos, muy creíbles, ¡me encanta!

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    1. Eso en su mayor parte es gracias a Kha. Pero el tándem filólogo+historiador desde luego ayuda a estas cosas.

      ¡Gracias por comentar!

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