domingo, 9 de enero de 2022

El director de juego es un jugador, no un narrador

Hace un tiempo anduve hablando del poder de los jugadores en una partida de rol y recuerdo que hubo un momento que empecé a desvariar durante la confección de la entrada y empecé a hablar sobre la posición del DJ. Decidí darle tijeretazo a la entrada y separarlas en dos. Hoy, primera entrada del año, hablamos del tema, porque como siempre llego tardísimo. ¡Algún día me prepararé las entradas bien, lo prometo!

Cuando estamos jugando a rol lo más normal es que uno de los jugadores sea el director de juego (figura que tiene muchos nombres y que en algunos juegos es inexistente, aunque para este tema nos centraremos en la enorme mayoría de juegos donde esta figura es básica). Este es el encargado de presentar el juego a los jugadores, de decidir el resultado de sus acciones (o de interpretar el resultado de los dados) y de mover a todos los personajes que no son jugadores. Esto es bastante obvio y todo el mundo que haya jugado a rol estará más o menos familiarizado con esta figura. El problema es que muchas veces al DJ se le impone una responsabilidad que, a mi parecer, no es la suya: La de ser un narrador, la de contar una buena historia y tener preparada una genial trama para disfrute del resto de jugadores. Y esto, para mi, es un tremendo error.

Todos conocemos esto. No pocas veces se considera que es el DJ el encargado de 'crear una buena historia', de crear un buen guion para que los jugadores puedan pasárselo bien. En su defecto se asume que un buen DJ es aquel que coge una aventura publicada y sabe adaptarla perfectamente para su grupo, para que se sienta a su manera única y especial. Cuando se hace esto el DJ carga con todo el peso de la trama y de la partida, ya que entonces las partidas dejan de ser un juego para ser una historia. Una historia interactiva (algo así como una novela visual o un elige tu propia aventura con distintos caminos dirigidos por una sola persona) en la que, si bien las decisiones y la suerte importan, al final todo pasa por el tamiz del DJ. Esto lleva a cosas que no me gustan, como el crear DJ tiranos que se creen en posesión de la aventura, trama, los personajes y la partida (de los que ya hablaremos otro día) o el cargar una responsabilidad desmedida sobre los hombros ya de por si cargados del DJ. Que ojo, si a ti y a tu grupo os gusta dirigir así, ¡felicidades! Pero por mi experiencia hay mucho DJ quemado y mucha gente que rehúye activamente ser DJ porque 'es mucha presión/es mucho trabajo'. Y con estas expectativas, sinceramente, les entiendo perfectamente. 

En mi concepción del juego, el DJ es un jugador más. Esto no quiere decir que tenga su PJ, claro, ni que no tenga sus responsabilidades (que son muchas, las mencionadas en el segundo párrafo de la entrada). Pero no es el responsable de cargar con ninguna trama, ni de (hasta cierto punto) integrar ni motivar a los jugadores. Obviamente tiene que trabajar lo suficiente para hacer que los jugadores se sienten interesados en la partida y quieran seguir adelante, pero no es tarea del DJ el hacer que los jugadores se sientan en la partida en cada momento: Si un jugador no está por la labor, tiene un mal día o simplemente es tímido estar pendiente de él en todo momento puede ser casi contraproducente (soy de la opinión de que muchos famosos jugadores revientapartidas comienzan así: como jugadores a los que el DJ les obliga a hacer cosas que no quieren o los intenta 'mover' de alguna manera y estos responden con clásica rebeldía adolescente). Los jugadores tienen una responsabilidad, y también un gran poder y libertad en las partidas de rol (diría, incluso, que tienen la mayor de todas las responsabilidades) y el DJ también tiene derecho a jugar, a pasárselo bien, a asombrarse con las decisiones de los jugadores y con los resultados de las acciones de los PJ. Y si queremos hacer esto bien hacer que el DJ cargue con todo el peso de avanzar 'la trama' me parece, sencillamente, terrible.

Bueno, esto es todo por hoy. Como siempre espero que os haya gustado.

¡Nos leemos!

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